QUIPAN, EL AGUA PROBLEMA ANTIGUO - Historias (Segunda parte)
Autor: JESUS D. ZAVALA ZAVALA
LA VENGANZA ES DULCE
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Fotografía del comunero Santiago Guardamino |
Cada diez día nos tocaba el turno de agua, y hacia el mismo recorrido, en Cucachacra hay dos tomas casi juntas, una de Sumbilca y el otro de Quipán, los propietarios de esos terrenos eran unos aprovechados, mas el Sumbilcano, esperaba que llegue el golpe de agua y muy sueltos de huesos levantaban el agua para regar, yo por cuidar a ellos tenia me quedaba hasta la madrugada en tantísimo frio, hasta que me llego el copete, simule retirarme y regrese de Maquillas encontré el agua levantada las dos tomas, a mis trece años reaccione de mala manera con una piedra destrocé la parte encementada y la mas accidentada, casi dos metros del sumbilcano y menos de un metro del paisano, el sumbilcano habría investigado quien hizo tremendo daño, y un día que iba a botar el agua me han esperado en el camino dos personas, Grados de apodo ¨Pallca huevo¨ y el Huamán de apodo ¨Curro machete¨ peón y patrón, me agredieron a su antojo como si fuera un adulto con puños y pies, en un esfuerzo escape y corrí, para que se diga, aquí corrió y no para que se diga que aquí murió un quipacho rompetoma, en cuanto al agua ya no volvieron a tocar.
Yo desde los nueve años tenía nociones de boxeo acompañaba a mi padre los sábados a vender ají, y los domingos después de la venta iba al cine en matiné, en una oportunidad vi una película mexicana (Guantes de oro) y nació mi afición por el box, desde esa agresión comencé a entrenar con mi sed de venganza, las platas de guayaba eran mi gimnasio, me servía para hacer pectorales, las piedras pesas, los gigantes me servían de saco, pobres gigantes que culpa tenia les sacaba las espinas y golpe con ellos, para el que no sabe o no conoce al gigante, es un cactus que crece en terrenos árido cabecera de costa en todo el Perú, yo calculo que los gigantes que hay en Ama deben tener mas de 300 años por que no hay plantas nuevas ni troncos secos, creo que nace un gigantito, cada que muere un papa, el papa de Roma no nuestro papá.
Ya los dieciséis años busqué a los agresores, estaba preparado me había comprado manuales de boxeo para boxear, hasta en una oportunidad viaje a Lima a espectar una pelea de Mauro Mina en el estadio nacional, para perfeccionarme, en esa época Mina estaba en todo su apogeo, era campeón nacional de peso medio.
Encontré primero a Grados, cuando me vio frente a él, creo que hasta se orino en su pantalón, porque lo espere escondido en un monte, Salí de sorpresa, se disculpo me dijo que no sabia que era hijo de Angelito mi padre, dice que era su amigo, arrodíllate le dije, se arrodilló, me dio lastima golpearlo, estaba indefenso, me basto con humillarlo porque eso duele más, me dio lastima golpearlo porque era viejo, flaco y de mi estatura y lo deje.
Casi a los dos meses después encontré a Huaman, para ese tiempo vivía en Pacaybamba y tenia un fundo arrendado de su comunidad frente a Huanacaycoto chico, le espere en el rio, tenia que llegar a su toma tarde o temprano porque estaba regando, al verme le dije al fin nos vemos las caras frente a frente perro, no me dio importancia tenía una sonrisa sarcástica me menosprecio creo por mi estatura 1.55 cm y me dijo: valdría la pena golpearte si fueras un hombre completo, sabes a lo que te expones repetía, tenia la fama de ser peleador en su pueblo era un hombre de regular estatura, fornido mas o menos de cincuenta años, tenia que provocarle con insultos para que entre a la pelea porque ya se retiraba, lo que mas le dolió fue cuando le dije suegro, tenia una hija de mi edad, suegro cancha blanca le dije varias veces, así le decíamos antes a los sumbilcanos (cancha blanca) me dijo quipacho limpia mundo hasta aquí llegaste y se abalanzo como un toro bravo, hasta ahora me pregunto ¿qué me quiso decir?
De tanto insulto de mi parte entro a la pelea, estos golpeadores de callejón golpean sin piedad pero sin técnica, tenia que tener cuidado y alejarme para que sus golpes no me alcancen, respire profundo y dije ahora o nunca, a poner en práctica las estrategias que en tres años había estudiado, me mantenía a distancia me movía como un boxeador ya experimentado, sus golpes no me llegaban quería cansarlo y lo logre, una persona sin entrenamiento se cansa muy rápido, le trabajaba la boquilla para desesperarlo, le decía golpea perro sarnoso, algunos golpes me llegaron pero sin efecto, para desesperarlo le decía golpeas como una niña, no podía alcanzarme con sus puños y cometido el error de lanzarme un puntapie , le cogí del talón y al suelo el contrincante, aproveche cuando esta caído para liquidar la contienda, déjame parar cobarde decía, con un puntapie en la mandíbula quedo como un carnero degollado con los ojos desorbitados, esa posibilidad tenía estudiado, si caí a suelo golpearle en esa parte para noquearlo, y sí que me salió.
He titulado este episodio, la venganza es dulce, casi después de los cuatro meses de la pelea, seis sumbilcanos cobardes me emboscaron para capturarme, acusado de intento de homicidio, que descaros cobardes, todo por el agua, ese episodio voy a narrar en otro artículo.
En el 2004 pase por Pacaybamba, y quede sorprendido por la relación que había entre sumbilcanos y quipanistos, bellas quipaneñas se habían casado con sumbilcanos, que dicha no mal que dure cien años, antes nos mirábamos con ojos desafiantes al pasado, pisado, disculpen mis buenos amigos de Sumbilca.
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Fotografía del comunero Santiago Guardamino |
Muy interesante narración verídica Angel Zavala Zavala, ahora comprendo tu afición por el box y es muy importante conocer defensa personal, saludos. Att. Tito Zavala Guardamino
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