CARTA A UN ARRIBISTA autor José Luis Ayala Olazával

A propósito de las próximas elecciones (11-04-2021), considero difundir este artículo entre los lectores de este Blog, como un elemento que nos ayude a decidir por quien votar o por quien no votar. Este artículo fue publicado a mediados de Noviembre del 2020, en la oportunidad que uno de los Gobiernos más breves aconteció en nuestra patria. Asimismo considero necesario indicarles brevemente quien es el autor:  José Luis Ayala Olazával (Huancané, Puno 1942) es yatiri (adivino), además de cronista, poeta, ensayista, narrador y gran promotor de la cultura aimara. Ha escrito poesía infantil, poesía bilingüe aymara - español, narración y ensayo; ha escrito poesía suscrita dentro de la vanguardia. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Ecole Practique des Hautes Etudes de Paris. Se ha desempeñado como periodista, maestro y literato; es en este último quehacer en el que más ha destacado, obteniendo varios premios: Primer Premio Poesía Sur Peruana (1967), Primer Premio de Literatura Popular (1990), Premio de Literatura César Vallejo, CONCYTEC (1990); Premio Internacional de Poesía, DIP, Paris (1964). (El director, Marzo 21, 2021)

 CARTA A UN ARRIBISTA

Autor: José Luis Ayala Olazával

Te hemos visto varias veces simpatizar, militar, asistir, merodear, coincidir, concordar, celebrar, fraternizar, amiguear, hermanar, servir, acudir a varias agrupaciones políticas, según las circunstancias y procesos electorales. Conocemos tu conducta pública censurable, nada limpia. Sabemos que eres un arribista inescrupuloso y no tienes vergüenza, pero sobre todo eres un mal ejemplo para los jóvenes que deben hacer de la política un prototipo histórico, un arquetipo sin mácula, un apostolado al servicio del bien común, un modelo de limpidez, un paradigma de honestidad y humanismo. La política es una acción que expresa una corriente ideológica en referencia a la toma de decisiones, corresponde a una agrupación ciudadana, que se propone conseguir determinados objetivos sociales. Es también el ejercicio del poder para que desde el gobierno se puedan alcanzar metas nacionales.

Tú no has leído a Aristóteles cuando en el siglo V., antes de Cristo, desarrolló sus ideas en base a su libro “Política”. Si lo has leído no has entendido. Y si lo has asimilado y no actúas con honestidad, peor todavía. Aunque el término proviene de la palabra griega polis y se refiere a ciudades donde se establecieron gobiernos embrionariamente democráticos. El término ha servido para educar a muchas generaciones y establecer distintos gobiernos, de acuerdo a cada realidad. Pero para ti la política criolla es un negocio, una forma de vida sin escrúpulos para estar en el poder o cerca de él y como buen parásito, vivir como si se tratara de un paradigma, de un ciudadano ejemplar.

Una persona como tú carece de ideología, no tiene un ideario definido, no sabe que es un credo político, jamás se ha preocupado por optar por una doctrina política. No respeta las ideas con tal de conseguir un puesto de trabajo. Lo importante es que aparezcas en las planillas de pago y cada fin de mes cobres como si lo merecieras. Una ideología en ciencias sociales, viene a ser, es una serie de normas referidas a ideas que pertenecen a una comunidad o conjunto de personas que buscan un ideal supremo. Las ideologías se sustentan en el análisis de cada realidad y sistema, propone un programa de acciones destinadas a conseguir el bienestar de la colectividad que la crea e impulsa.

No es una novedad afirmar que los partidos políticos como agrupaciones criollas carecen de ideología, de un proyecto nacional para transformar el Perú. No hay ideólogos sino lobistas, perfectos mercaderes de la política. Hay dirigentes que son dueños de universidades particulares mediocres y financian los partidos, solo para mantener el poder económico y político. No les interesa que el Perú se desangre con tal de acumular “plata como cancha”. Ahora es imposible no ingresar a la universidad, pero al mismo tiempo es también imposible conseguir un trabajo. Cuando un joven solicita un puesto laboral, le preguntan en qué universidad ha estudiado. Basta que diga el nombre del centro de estudios para ser aceptado o no.

De acuerdo a la Real Academia Española, arribista es una persona que progresa en la vida por medios ilícitos, siempre rápidos, carece de principios éticos y morales. La palabra proviene del francés arriviste. Un arribista no tiene amigos, es capaz de asestar una puñalada por la espalda. Se sitúa antes que nadie en la primera fila y está al servicio de quien tiene poder. No es una persona culta pero habla, habla y habla. Afirma que conoce a todo el mundo y todos le deben favores. Se ufana de haber servido a gente con poder y dinero. Pero si es profesional es mucho más peligroso, la situación varía porque tiene el lenguaje adecuado para palabrear y convencer, se jacta de tener un currículo extraordinario.

Un arribista con profesión es mucho más agresivo que un raquetero venezolano o asaltante criollo. Un raquetero roba un celular, pero un arribista profesional lo hace toda la vida. Un arribista menor en política es llamado por un arribista mayor, por el “Padrino” que ocasionalmente llega al poder. Pero hay también jerarquías. De modo que el gobierno de los arribistas es la arribismocracia. Los arribismócratas están en el poder porque el jefe de ellos los ha convocado. Será bien difícil que la arribismocracia maneje la República con honradez y decencia. No saben qué significan esas palabras. Se creen designados por la divina providencia pero no por azares del destino.

El arribismo viene a ser el comportamiento de una persona que carece de méritos, estudios, cultura de hombre público y servidor del Estado. Se sirve de las circunstancias y amigos, de su clase social para aparentar lo que en realidad no es. No es él sino otro. La personalidad de un arribista merece un análisis desde la siquiatría y ciencias sociales. Los estudios en nuestro medio son escasos, sin embargo, un comportamiento carente de ética que opta un arribista es: “El fin justifica los medios”. De modo que trata de conseguir sus fines sin que le importe la censura, es capaz de mentir tantas veces sea necesario. Es proclive a utilizar toda clase de falsedades y traiciones. Las ansias de poder, un buen sueldo, la ubicación cerca al poder, lo fascina y convierte en una obsesión.

Cuando siente que el poder pasará a otras manos, inmediatamente se recicla y es un “experimentado hombre de Estado”. Cuando en realidad es una acción de oportunismo carente de todo valor ético y moral. El verbo francés “arriver” significa llegar. Un arribista es siempre un advenedizo, oportunista, aprovechado, ambicioso, trepador, materialista, lobista y foráneo. Carece de escrúpulos, lo que le importa es ascender, tener un trabajo, “chamba es chamba”. Se ha dicho que Nicolás Maquiavelo en su libro El príncipe, publicado en 1532 asevera que cualquier medio o método para mantener el poder es válido. También se dice que Hermmann Busenbaum dijo: “cuando el fin es lícito, también son los medios”.

Si algún periodista le preguntara a Ántero Flores Araos Esparza, cuántos arribistas hay en su gabinete y si él mismo no se siente un ejemplo mayor de arribista, seguramente que contestaría: “No me jodan”. Pero la arribismocracia no durará mucho tiempo. Sin embargo, la represión será mucho más dura con infiltrados que provoquen muertes.

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