EL ABRAZO DE LOS GENTILES
Por: TITO ZAVALA GUARDAMINO
En los años de la década de los años
1950 en la Comunidad de Quipán un grupo de compoblanos se organizaron en un equipo formidable para ir a los pueblos
de la provincia de Cajatambo en plan de cacería de las perdices.
Los pueblos de la provincia de
Cajatambo que para entonces abarcaba, Oyón, Barranca, Huacho, etc. Tenían mucho
temor a las perdices que como una plaga volante se adueñaban de los campos
productivos y en los tiempos de la cosecha se consumían gran parte de tales
cosechas; y cuando llegaban los quipanistas cazadores de perdices los recibían
con gran alborozo y les brindaban buenos albergues y eran muy considerados con
nuestros paisanos.
En algún lugar del país donde nos encontráramos,
siempre existía las tertulias familiares donde se conversaba y se contaban
historias, cuentos y anécdotas entre mis padres…y yo escuchaba con atención
pues eran muy interesantes…
Contando sobre este equipo de cazadores de perdices, mi padre nombraba a algunos integrantes del equipo, no recuerdo el nombre de todos solo de algunos, por ejemplo: Mi padre Nicanor Zavala Gonzales, su primo Crisanto Zavala, su amigo Máximo Ortiz a quien le decían “Macosheta”, ignoro el motivo; también participaba un jovencito recién egresado del Servicio Militar, el joven Santiago Santos. Del resto no recuerdo sus nombres.
El viaje hasta los pueblos de
Cajatambo era muy largo y desde la ciudad de Huacho enrumbaban hacia la Sierra
del interior. Esos pueblos eran bendecidos por la naturaleza, terrenos muy
fértiles, abundancia de agua, comuneros muy industriosos y de gran generosidad con los amigos cazadores de
perdices.
Cada componente del equipo tenía asignado tareas específicas según sus habilidades y competencias, mi padre era el encargado de preparar los cartuchos para las escopetas. El señor Macosheta era el especialista en preparar La “Chufla” para el desayuno, era pues avena con cocoa… otros eran los encargados de sacar las vísceras de las perdices preparar los empaques de perdices para llevarlos a Huacho para su venta a los compradores que los llevaban al Mercado central de Lima. Otros eran los encargados de llevar las mercaderías y traer víveres y materiales para las municiones y pólvora. Los viajes eran cada 3 días y se trabajaba bastante y a brazo partido.
Todos los días después del desayuno
muy temprano salían a cazar las perdices, por todos los cerros aledaños se
escuchaban interminables las descargas de los cazadores y a las 2 de la tarde
regresaban a su alojamiento cargados con muchas perdices…el que siempre
campeonaba era el jovencito Santiago Santos pues como todo militar bien
entrenado donde ponía el ojo cazaba las perdices, hasta los cazaba al vuelo; era la admiración
de sus colegas de caza. Un día dice mi padre que venía Santiago Santos con tal
cantidad de perdices que ya casi no podía caminar, eran como cien perdices las
que traía…
Ya para las 3 de la tarde, les
esperaba en su alojamiento un suculento almuerzo que les preparaban los
encargados del pueblo de aprovisionar a
los cazadores…
Una vez que estaban caminando rumbo a
uno de los pueblos de la zona, pasaban por unas ruinas arqueológicas semejante a
Rúpac, Ríprac o algo similar. Acordaron hacer un campamento en el camino e ir a
conocer esas ruinas precolombinas tan famosas de las culturas de Los
Atavillos.
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Fértiles campos de cultivo donde la plaga era las perdices… |
Hicieron un campamento provisional a la vera del camino y resolvieron subir a la cumbre del cerro donde estaba las ruinas, no se cual sería pues mi padre dijo un nombre que no recuerdo, tal vez Rúpac, Ríprac o algo semejante…el caso es que alistaron su ración de coca, sus caleros y sus botellitas de ron para hacer el “pago” a “los gentiles” para que les permitieran visitar sin hacerles daño alguno pues era muy famosa la leyenda que si eran descorteces con los “gentiles”, los tales gentiles les “agarraban” y eso no era nada agradable…se enfermaban.
Hubo un paisano que no quiso ir por el
temor a ser “agarrado” por los gentiles, trataron de convencerlo pero fue
imposible: Crisanto Zavala se negó a subir a las ruinas y prefirió quedarse en
el campamento. El resto del equipo subió e hizo el “pago” a los “gentiles” y
recorrieron las casitas de piedra. Mi padre quedo extasiado con las construcciones
precolombinas, decía que eran casitas de varios pisos…y todo construido de
piedras labradas. En suma, Admirable…
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Ruinas precolombinas con casitas de piedra de varios pisos… |
Al regresar al campamento encontraron a Crisanto Zavala todo compungido, temblando como si tuviera “terciana” o paludismo, bastante enfermo y quejoso…decía que había sido “agarrado por los gentiles”… El problema era lograr curar a Crisanto del susto y del “agarre de los gentiles”; seguro lo lograron haciendo nuevos “pagos” a la tierra y a los gentiles. Y prosiguieron su camino, rumbo a su destino de cacería de perdices…
Esta es la historia que quería
compartir con vosotros, la famosa
leyenda del “Agarre de los Gentiles”…que yo he titulado: EL ABRAZO DE
LOS GENTILES.
Estas historias de los cazadores de
perdices que iban cada año por un tiempo de 2 o 3 meses en los tiempos de
cosecha son muy deleitantes seguramente.
Nos contaba mi padre que
una noche ellos estaban refrescándose en la puerta de su alojamiento cuando a
la distancia veían titilar unas luces en
los cerros elevados y varios de ellos por no decir todos se pusieron
nostálgicos y se pusieron a llorar en silencio…¿ Qué pasaba?... Que habían
visto las luces titileantes de las instalaciones eléctricas de su pueblo, Quipán
que tenía una instalación eléctrica completa en todo el pueblo…y era uno de los
primeros pueblos de la Provincia y de los pueblos aledaños en tener LUZ ELECTRICA PROPIA…
INTERESANTE APORTE A LA CULTURA, LA MEMORIA DE LOS PUEBLOS...MUCHAS VECES ESCUCHE HISTORIA DE LOS GENTILES..MI ABUELITA DEODECIMA GUARDAMINO SIEMPRE CONTABA EN CASA Y DE VERDAD QUE ME DABA MUCHO MIEDO..TANTO QUE DIBUJÉ EN MI MENTE LA FIGURA DE LOS GENTILES....
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