BOTAR AGUA DE MARCO
Autor : Víctor Delgadillo V. – enero 2017
Hasta mediados de los años 80tas era parte del lenguaje agrícola del comunero de Quipan cuando el Juez de Agua le concedía turno para regar sus chacras en Ireycha, decir la expresión: “voy a botar agua de Marco”. Entonces el día anterior al turno concedido tenía que ir hasta la banda de Marco y desde las 6.00 pm desviar el curso de la toma de Argua (en la quebrada Argua - Marco), que por la toma de Pucaguani lleva la corriente a la laguna de Tambo en Ireycha para aumentar su aforo.
Para asegurarse que el desvío del agua no tuviera interferencias, los regantes de turno se quedaban a dormir en ese lugar hasta las 6.00 am del siguiente día, después de esa hora los comuneros de Marco retomaban el cauce del agua para sus trabajos; esta operación se hacía todos los días. La toma y el botadero están en territorio de Marco lo que era favorable para algunos atrevidos marqueños quienes tapaban el agua a su favor cuando no había ningún quipaneño que vigilara el desvío.
Debido a que “botar el agua de Marco” se hacía por las noches, demandaba trabajos adicionales en los regantes de Quipan; porque había que movilizarse hasta el sitio cargando las herramientas y los aperos para dormir en la intemperie, o hacer aychama con alguna familia o compadre y/o contratar peones. Cada ocasión también significó el punto de partida de anécdotas y aventuras cuando la soledad, la oscuridad y la incomodidad ponían a prueba el temple del regante de turno.
Tuve la primera oportunidad de participar de esta costumbre cuando tenía 7 años y vivía en Quipan, mis padres me confiaron el trabajo de botar agua de Marco. Eran las 5.00 pm de aquel día sábado, estaba presto a partir luego de encinchar al burro pardo y acomodar un cuero lanudo, una frazada, una lampa y una talega con el fiambre que preparó mamá Tina. En compañía de mi perrito “Piter”, el viaje fue tranquilo sobre el lomo del pardo a pesar que el camino de bajada hasta la quebrada de Argua es a veces empinado y escabroso, llegué a tiempo hasta el lugar, mi amigo Samuel de 10 años que venía también en representación de sus padres también había llegado a tiempo. Calculamos la hora 6.00 pm mirando las hojas de los tréboles, y juntos procedimos a colocar las champas y piedras para desviar el agua de la acequia, asegurándonos que no pasara ni una gota al lado de Marco, nos quedamos a vigilar sentados sobre la piedra lapacha de la orilla, asientos naturales que todos los comuneros lo usan.
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Presto salí a botar el agua de Marco montado sobre mi burro pardo y en compañía de Piter, mi mejor amigo. |
Después de un par de horas y con el frio que era acentuado por el viento helado que soplaba desde la quebrada, fuimos a preparar nuestras literas campestres allí al lado del cerco de piedras que separa el camino, hay un hoyo rectangular escarbado en la tierra, acomodamos los aparejos del burro pardo y los cueros, listo, ahora a abrigarse, incluso Piter se acurrucó en el pateadero. No había sueño, creo que la mayoría de los que nos antecedieron tal vez no pudieron conciliar el sueño, es la responsabilidad por la vigilancia del agua; en compensación teníamos en frente un hermoso cielo estrellado, la extensa y enigmática vía láctea y la nitidez de la luna llena; el agua que desviamos cae en una cascada de unos 50 metros hasta la quebrada produciendo un sonido casi musical interminable del chapoteo contra las rocas, podíamos percibir el vaivén de los árboles y escuchar el tenue ruido de sus hojas agitadas por el viento. ¡Qué buena compañía!
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Con champas y piedras desviamos el agua de la acequia y nos quedamos a vigilar sentados sobre una piedra lapacha, mientras íbamos degustando la cena; mi perrito Piter siempre alerta a mi lado. |
Mamá Tina nos refirió que la costumbre de botar agua de Marco viene desde nuestros abuelos; desde inicios del siglo pasado cuando la Villa de Quipan tenía aproximadamente 1500 personas entre comuneros con sus familias, fue creciendo la población y por lo tanto agrandando las áreas agrícolas de la zona de Ireycha y alrededores siendo necesario aumentar el caudal de agua porque las fuentes de aquel tiempo eran insuficientes. Entonces las dos pueblos vecinos acordaron: Quipan hace uso del caudal que vierte la toma y quebrada de Argua diariamente desde la 6.00 de la tarde hasta las 6.00 de la mañana del día siguiente; Marco hace uso agropecuario de la loma comprendido desde la quebrada Pacchil hasta la quebrada Argua; estableciendo las partes un plazo indefinido del convenio.
Este acuerdo generó posteriormente problemas de índole político sobre limites que aún no han sido solucionados legalmente entre ambos pueblos, los marqueños se han apropiado de la zona materia del acuerdo, a pesar que desde mediados de los 80tas los quipaneños no usan el caudal de agua de la toma de Argua, es decir el acuerdo Quipan – Marco quedó truncado y por tanto terminado.
Hasta 1979 con mi padre promovimos el cultivo de frutas en Ireycha, teníamos sembrado manzanas y duraznos en nuestra chacra de Pallca, fue motivo para regresar en varias ocasiones por el camino de Argua para “botar el agua de Marco” viviendo cada vez una aventura interesante aunque nada comparado con allende los siete años con mi perrito Piter.
Hoy, con sesentitantos años encima solo me solaza recordar que tomé parte de la costumbre quipanista, comprendí de cerca que botar el agua de Marco era todo un acontecimiento marcado en la idiosincrasia de Quipan y de su gente; pero también me queda la nostalgia porque nunca más habré de ir a botar el agua de Marco y aunque lo quisiera tampoco podría ir otra vez por el camino de Argua.
Shago, Ene 2017
Sencillamente muy entusiasmado por la narrativa de SHAGO, hemos aprendido como era "botar el agua " para irrigar los campos de Quipán...FELICITACIONES SHAGO, SALUDOS
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