Una Casona de Huancayo en Quipán
Escribe QUIPACHO
Esta
es una historia real que ha sucedido en la ciudad de Quipán hace muchos años
cuando nuestro pueblo bullía de Comuneros y habían muchas actividades muy
interesantes.
Había
una familia muy sencilla cuyos hijos pequeños eran muy diligentes como todos
los niños de su edad que siempre apoyan en las labores de la casa sobre todo en
los “mandados” apropiados que realizan por ejemplo, en ir a buscar a los
becerros para que sus madres realicen el ordeño matinal de las vacas.
Llamamos
a dos hermanitos con sus nombres de pila: el mayorcito se llamaba Nemesio y el
menor Manuel Ramos; digamos que tendrían unos 6 años el mayor y 4 años el
menor. Siempre que iban a realizar los mandados mañaneros iban los muchachos
calzados con sus “llanques” y tenían que caminar entre los pastos y los caminos
cubiertos de rocío de las lluvias que en Quipán se denominaban “shulla”. Tienen
que pensar que con el frío de la mañana y siendo la “shulla” también muy fría
los pies sufrían la acción de la Shulla…
El
mayorcito, como mayor era muy responsable de la comisión, soportaba
estoicamente a la acción de la fría shulla sin protestar mientras que el
menorcito protestaba en voz alta al sentir el dolor que sentía en sus pies que
debido al intenso frío se hallaba “rajado” ya y que la acción de la
shulla era pues una tortura; en voz alta protestaba y decía: “ …Yo voy a tener
zapatos…yo voy a tener mi carro…”. Nemesio miraba a Manuel Ramos mientras éste
protestaba cada vez con mayor energía, le comprendía e imaginaba que su
hermanito hablaba así porque estaba muy fastidiado y pues le compadecía en su
protesta.
Pasaron
los años…Nemesio el mayor era ya un Comunero de su Comunidad y se había casado
y Manuel Ramos se había realizado como gran negociante pues desde muy jovencito
se independizó y se embarcó como ayudante de los negociantes de ganado de los
quipanistas que viajaban al Norte Chico como Cajatambo para comprar ganados y
luego venderlos en las ciudades de la Costa como Lima y Huaral.
Manuel
Ramos como exitoso negociante viajaba a la región central del Perú como el
Valle del Mantaro, la ciudad de Huancayo y las ciudades conexas como San
Gerónimo, Hualhuas, Sicaya…Desde Hualhuas
se traían las mantas labradas, los ponchos de vicuña y las buenas
frazadas de lana… de San Geronimo venían las joyas, las filigranas de plata y
oro…y de la Feria de Huancayo se traían muchos más productos como los atavíos
para los “Negritos de tarea” como guantes de cuero, chicotillos trenzados y las
máscaras de los bailarines negros…
Manuel Ramos había visto en todo el valle y en Huancayo unas casonas grandes que se llamaban “solares” que tenían un patio central y las casas y ventanas de la casa todas miraban hacia ese patio donde había espacio para “amarrar a los caballos y burritos… Y cuando ya en edad de formar familia quiso construir su casa en Quipán, decidió construir un “solar” estilo huancaíno en Quipán; y así lo hizo.
En
nuestro pueblo existe una tradición costumbrista llamado “aychama” que permitía
a todos los comuneros realizar los trabajos de construir una casa entre todos,
cumpliendo el refrán productivo: “Hoy por mí, mañana por ti”.
Manuel
Ramos construyó su “solar” en la calle principal y es una gran casona que
actualmente lo detentan sus descendientes y esa casita huancaína se observa en
la calle principal como una casona de bastantes cuartos en primer y segundo
piso, funcionaban tiendas las cuales les administraban sus hijos y nietos; y está muy
visible y es una hermosa casa grande de casi una manzana de tamaño… con su gran
patio central y con todos sus cuartos y departamentos de primer y segundo piso,
muy amplios y cómodos, tal como si se estuviera en esos feraces campos del
Valle del Mantaro…
He allí actualmente la casona “solar” de Manuel Ramos pintada de color azul
Comentarios
Publicar un comentario