Jicamarca: (Des)control de su territorio comunal – Primera Parte
A continuación, haciendo un alto en la publicación de temas sobre Quipán y los Anexos de Quipán, presentamos un artículo de conocimiento básicamente en el ámbito académico y publicado en la Revista INVESTIGACIONES SOCIALES Año 2 Nro 2, págs 9-24 - UNMSMlIIHS, Lima - Perú. 1998. Es un estudio sobre los Anexos de la Comunidad Campesina de Jicamarca y lo damos a conocer al páblico relacionado con Quipán con la convicción de que lo ocurrido en Jicamarca, NO DEBE OCURRIR EN QUIPAN. Para facilitar su lectura, lo presentamos en 3 partes y ello, esperamos, sea de su agrado, estimado lector.
Recordemos que en nuestra publicación del 10 de Agosto del presente año, dimos a conocer la existencia actual de 16 Anexos de Quipán y que su actual desarrollo es muy variado pero en general, consideramos que su avance es muy limitado y esbozamos algunas posibles razones. Pero a la fecha, evidentemente y debido a la PANDEMIA, estamos seguros que ese desarrollo no sólo es limitado sino que se ha detenido y en algunos casos, puede haberse retrocedido. Entonces se hace necesario definir estrategias que nos permitan impulsar el desarrollo de cada Anexo y del conjunto, ligado al desarrollo de nuestra Comunidad Matriz.
Finalmente, debemos agradecer a nuestro colaborador Víctor Isaúl Delgadillo Vilcachagua por poner a nuestro alcance el referido e importante artículo que publicamos en ésta y las siguientes semanas..
Autor : Blas Gutiérrez Galindo
Uno de los riesgos que corren las comunidades campesinas situadas en las cercanías de grandes ciudades es la amenaza de invasiones de su propiedad territorial.·Es el caso de la comunidad campesina de Jicamarca cuyo territorio comprende 100 000 hectáreas y abarca desde las serranías de Lima hasta los límites con Chosica, Huachipa y Carabayllo.
Desde tiempos muy remotos los habitantes originarios de este territorio se dedicaron por entero al pastoreo; en la época prehispánica se ocupaban de la cría de camélidos y desde la Colonia adoptaron una especie traída de Europa: el ganado caprino. Para ello disponen de pastos naturales estacionales en dos sectores, complementarios en el período de floración de su vasto ámbito geográfico: alturas y lomas, aunque la sequía de estos últimos años les ha privado del uso de pastos invernales de las lomas, en la parte costera de su territorio. En época seca (mayo a octubre) estos pastores se trasladan con su ganado a ellas, después de haber trashumado de estancia en estancia, según duran las aguas de los puquiales, en la región de la sierra. En época de lluvias (verano costeño) algunas familias bajan temporalmente a las lomas o los valles del Rímac o del Chillón para alimentar su ganado.
A partir de los años setenta el ámbito de esta comunidad ha tomado una nueva fisonomía, donde puede distinguirse fácilmente dos partes diferentes. De un lado el extenso espacio montuoso de la sierra, ocupado por los comuneros pastores y que es conocido como la 'comunidad matriz' y de otro lado la franja costera en los alrededores agrestes de Lima, ocupada por centros poblados espontáneos, conocida como 'anexos de la comunidad'. Actualmente los anexos, que superan demográficamente a la comunidad matriz, han logrado el control de la comunidad. En estas líneas presentaremos el rol de estos anexos y su relación con el futuro de la comunidad.
I. LA COMUNIDAD CAMPESINA DE JICAMARCA
Actualmente, pues, Jicamarca se encuentra
albergando una gama diversa de centros poblados. Puede distinguirse fácilmente
dos partes diferentes: una constituida por el pueblo tradicional, de fundación
española para reducir la población dispersa en los valles piemontanos, que se
encuentra sobre los 3 400 m de altura y que muestra características propias de
una sociedad de pastores; otra parte está conformada por el conjunto de anexos
o barriadas de la parte baja del territorio comunal, ocupada en su mayor parte
por migrantes ..
1.1.La sierra o la comunidad matriz
En la comunidad matriz los comuneros se dedican
casi con exclusividad al pastoreo de ganado caprino, explotando los escasos
pastos mediante la trashumancia en el territorio serrano, que se extiende desde
los 200 m a los 4 000 m de altitud.
La parte serrana o la comunidad matriz de Jicamarca
está conformada por un pueblo de 30 viviendas, producto de la reducción
toledana, y por un conjunto numeroso de estancias o jatos donde viven los
pastores durante todo el año.
En la actualidad la comunidad matriz es considerada
como un anexo más, en la nueva configuración de la comunidad; en ella sus
autoridades, incluso el teniente gobernador y el juez de paz, tienen ingerencia
solamente en su ámbito local y son considerados como cualquier autoridad de un
anexo. En un trabajo anterior he presentado las características etnohistóricas
de esta área (GUTIÉRREZ, 1992)
1.2.La zona costera en proceso de urbanizaci6n
Ocupando característicamente las partes bajas de la
comunidad se ubican los anexos, que habitan cási sólo los denominados
"comuneros asimilados", migrantes casi en su totalidad. Ellos
constituyen la gran mayoría y son los que dirigen y controlan el proceso de
ocupación de estas áreas marginales (tanto al uso tradicional de los pastores
como al urbano) mediante la urbanización al estilo de cualquier área
urbanomarginal. Las aspiraciones y expectativas de estos comuneros asimilados
difieren totalmente de las de los pastores.
En los anexos la dimensión de los lotes que recibe
una familia es mucho mayor en comparación con cualquier asentamiento humano de
Lima, algo que caracteriza a estos espacios comunales.
II. MIGRACION y URBANIZACION DE LA PARTE BAJA
¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Qué significación
tiene la presencia de estos nuevos ocupantes para la comunidad de Jicamarca?
Sin duda que la respuesta inmediata se encuentra en la migración y la expansión
de Lima. Como se sabe, la expansión urbana limeña dio origen a la formación de
barriadas (pueblos jóvenes, asentamientos humanos) en sus áreas periféricas
como una alternativa de atenuar el problema de la tugurización del casco
urbano. Así, Lima crece espectacularmente, su poblaci6n pasa de 645 172 en 1940
a 4 608 O lOen 1981 y para la fecha se estima en más de siete millones de
habitantes. La afluencia de provincianos hacia Lima provoc6 una nueva
configuración del espacio limeño, al incorporar terrenos baldíos y grandes
zonas desérticas de las afueras de Lima.
La ocupación de la parte baja de la comunidad
campesina de Jicamarca forma parte de este proceso de expansión urbana, donde
la urgencia de vivienda de parte de los migrantes hizo que éstos recurrieran a
una estrategia muy particular para ingresar a la comunidad.
Se conoce que una de las características del
control territorial de las comunidades campesinas extensas en el contexto histórico
de su incorporación al mercado nacional (especlalmente desde la formaci6n de la
red de carreteras del país) ha sido la de mantener un centro poblado principal
y otros secundarios. El primero es conocido como la comunidad-madre, y los
otros como anexos. Esto sirvi6 y sirve para un mejor control de sus propios
recursos naturales y al mismo tiempo para el mejor manejo de su territorio. La
comunidad-madre es el centro poblado de mayor importancia. En ella está la
capilla, allí se celebra la fiesta patronal de la comunidad; los anexos, en
cambio, son poblados de menor jerarquía distribuidos estratégicamente en todo
el territorio comunal; ellos eligen a sus delegados, quienes los representan ante
la comunidad-madre. Esta tradición se remonta a tiempos bastante remotos.
Así, la comunidad de Antaycama, en el departamento
del Cuzco, de la que se tiene noticias desde 1657, cuenta actualmente con una
extensión que sobrepasa las 100 mil hectáreas; aquí la comunidad-madre mantiene
un estrecho vínculo con sus 17 anexos (GLAVE, 1987: 76). Como otra ilustración
puede mencionarse los casos de las comunidades de Cascas, en Cajamarca, de
Coquín, en Huánuco, de Lambrana, en Apurímac, de Lircay y Salcabamba en
Huancavelica, y de Ccapacchapi en el Cuzco. Estos casos muestran que las
comunidades extensas mantienen su integridad territorial y su identidad
gregaria mediante esa estrategia.
Inicialmente la creación de anexos en la comunidad
de Jicamarca también se hizo con la finalidad de preservar su integridad
territorial pues la comunidad era amenazada por la gran demanda de gentes sin
vivienda, sobre todo su espacio costeño, cercano a principales centros
laborables (Chosica, Huachipa) y a la misma ciudad de Lima.
En vista de que sus tierras bajas, ubicadas en los
valles del Rímac y del Chillón, eran constantemente amenazadas por invasores la
comunidad autorizó fundar allí anexos con pobladores migrantes que se
comprometían a preservar esos espacios de ocupaciones ilegales. Pero la inicial
decisión de la comunidad-madre (conocida con el término de comunidad matriz por
los jicamarquinos) fue desbordada por la inmensa presión de los migrantes, a la
mayor parte de los cuales, por venir de los Andes, les es familiar ese modelo
de Comunidad-madre! Anexo.
Cronológicamente, la formacióÍl de los anexos puede
dividirse en dos períodos:
La creación de los primeros anexos se inició entre
1948-1956. En casi tres décadas se formaron los primeros, los cuales se
repartieron entre la margen derecha del río Rímac y la margen izquierda del río
Chillón, comprendiendo inicialmente las cercanías de las actuales localidades
de Chosica y Carabayllo. En la margen derecha del río Rímac se fundaron los
anexos de Pedregar Alto, Nicolás de Piérola, La Perla de Jicamarca (próximos a
la capital distrital en que Chosica era, desde el siglo pasado, apéndice de
Lima gracias a estar unida por el ferrocarril como estación balnearia), en tanto
que en la margen izquierda del río Chillón se originó Pampa San Antonio, a la altura
del kilómetro 22 de la carretera a Canta.
Posteriormente, entre 1956-1962, los anexos creados
se ubicaron más al oeste que las anteriores en la margen derecha del Rímac:
Sierra Limeña, Micaela Bastidas, Chacrasana y Yanacoto, y también en la margen
izquierda del Chillón: Santo Toribio de Pucará, en el distrito de Santa Rosa de
Quives. Casi toda la década del '60 es un período de recesión en la formación
de anexos.
Finalizada ésta, le sucede otro largo período que
dio un gran apoyo a la creación y consolidación de barriadas (1968-1975,
gobierno militar). En este período se crearon los anexos de Huampaní Alto,
Cerro Camote y Buenos Aires Alto. Considerando que el régimen militar
velasquista otorgaba muchos beneficios a los pueblos jóvenes, cuatro de los
primeros anexos (Micaela Bastidas, Sierra Limeña, Nicolás de Piérola y San
Antonio de Pedregar) decidieron eximirse de seguir perteneciendo a la comunidad
y se constituyeron en pueblos jóvenes. Posteriormente, el gobierno de Morales
Bermúdez (1975-1980) mantuvo el mismo trato en su política frente a los pueblos
jóvenes aunque tratando de atenuar la movilización social. A lo largo de estos cinco
años en Jicamarca sólo se crean dos anexos: Carapongo y Alta Paloma.
El primer contacto de un migrante, ocupante de
estos anexos, con la comunidad fue con los cabreros jicamarquinos asentados en
la parte baja, algunos de los cuales tenían aquí su estancia. Pocos se
enteraron de la existencia de la comunidad matriz, muy aislada entre los
contrafuertes piemontanos.
(Continuará…)
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