Poemas de Tabaré Garró (Versos en prosa)

A continuación presentamos 2 breves poemas de Tabaré Garró, quien de niño vivió en Quipán, al lado de su madre, Guillermina Garró, profesora que dirigió el Jardín 315, desde 1951 a 1953. Actualmente vive en USA. pero jamás ha olvidado a Quipán. UN GRAN POETA.

La Historia de un Gitano Loco

Autor: Tabaré Garró.

Desenganchado de la realidad, dándose vueltas para mirar a los costados solo pidió la teta cuando no tuvo más aliento para seguir con un lloro muy parecido a un martinete. Así nació el gitanillo, alborotado junto a un lago, una noche llena de misterios, de Mina Beatriz María José de la Concepción Garró y Garró, entre cojines de colores dentro del carruaje estacionado a las afueras de un pueblo cubierto de polvo lunar a las laderas de la puna. Oscura y misteriosa su vida como su procedencia gitana, y con llanto de recién nacida disolvió el diluvio, aprendió el sol a reír, el cielo soltó su color celeste que encandiló la dicha de los campesinos pobres de la sierra, allá a los lejos aullaron lobos en la tundra, gorriones cantaron, en el pueblo se escucharon las voces, ¡vino la Santa! y retumbaron las quebradas, el grito trajo la lluvia y el tierno rocío matutino, los animales del monte salieron de sus escondrijos, ¡nació la Santa!, se volvió a escuchar entre las quebradas y las aguas alegres de los ríos alborotaban a los pichuchancas(1) que saltando de rama en rama invitaban a las colibríes a sentirse libres de sacar la miel del aguaymanto(2). Vino la Santa al mundo, el cielo abrió sus puertas y se supo que el universo ya tenía otro nombre, Mina Beatriz José María de la Concepción Garró y Garró. 

Bandera verde al Juglar en Quipán

Autor: Tabaré Garró.


Fue la bajada de bandera verde, el juglar achinó los ojos y vio el camino largo y venturoso, no había propósito ni metas, era solo el largo y alegre caminar los caminos sin brújula, sin consuelo de estrellas que por las noches tiritan desde el techo celestial, frunce el ceño, ajusta el glóbulo ocular en lo negro del camino, se va haciendo un día más viejo el mundo, y él más fuerte pa' resistir los cambios de capricho de la natura y defenderse de la mansalva de los de pantalones largos, la talega al hombro, con el primer paso el ruido a vidrio molido de sus huesos se confunde con el puño de cancha alborotada en el bolsillo izquierdo, en el derecho va queso serrano, el canto del agua del riachuelo lo obliga a bajar cabeza y arrodillado del hoyo de la palma de la mano bebe el sabor metálico del puquial lo anima a levantarse, sonríe y conversa con sus animas y demonios, se sabe ahora inmortal, no habrá lanza de traición solo los zorros lo seguirán a lo lejos, la que más se acerca es una vizcacha traviesa que lo tasa como pishtaco, él dibuja sonrisa fácil ya esta convencido que sus hombros son de acero, y su historia desconocida. Así lo cuenta el eco de la quebrada en las sierras de Quipán.

Notas.-
(1) El autor debe referirse a las aves conocidas tambien como Pichauchas
(2) Por la forma de sus frutos se refiere a la Shucurma

(3) Este último poema, el autor lo dedicó a su colega de infancia Tito Zavala Guardamino, por su cumpleaños el 16 de Agosto.

Comentarios

  1. Que hermosa fotografía acompaña tu artículo, Tabaré. Gracias por compartirla. Puedo ver a nuestra querida profesora la Sra. Guillermina, quien con su gracia, dulzura y amabilidad se ganó el amor de todo el pueblo desde que el día en que llegó.

    He tratado de identificar a las personas, además de ti y la Sra. Guillermina, lo que ha traído recuerdos y nostalgia por esos momentos bonitos en Quipán, cuando eramos niños.

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